Le gustó el calmo devenir de la mañana cuando las hojas verdes comienzan a airearse y las respiraciones se aquietan. Disfrutó de la tranquilidad de los aromas nuevos que le traía la nada misma. Se sentó en la cama revuelta y se asomó por la ventana. Recibió una corriente fría en el cuerpo desnudo que la hizo querer vestirse, pero desistió alSigueSigue leyendo «Silencios»